jueves, 19 de abril de 2012

Sobre la reforma laboral


Una compañera me contó poco antes de la huelga general que cuando ella empezó a trabajar (tiene 63 años) se trabajaba los sábados.

En los años setenta hubo una enorme movilización social, con huelgas que ahora se llamarían salvajes, gracias a las que se consiguió en algunos sectores la semana laboral de cinco días. En aquella época incluso los colegios se abrían el sábado por la mañana. 

Siempre he tenido el recuerdo del primer sábado que no hubo colegio. Mi abuelo había estado de viaje, y aquel sábado nos vino a buscar a mi hermana y a mí para llevarnos a la plaza mayor.

Esa misma noche, tras hablar con mi compañera, llamé a mi madre para preguntarle dónde había estado de viaje mi abuelo. Durante mucho tiempo había prolongado la inocencia infantil. Y sin embargo la contagiosa alegría de aquella mañana hizo que mi recuerdo se grabara hasta que, cuarenta años después, se me ocurriera hacer por fin la pregunta. 

Por su puesto el viaje de mi abuelo había sido muy corto. Pasó varios días en un calabozo de Salamanca.

La actual reforma laboral permite al empresario disponer libremente del 5% del horario del trabajador: aproximadamente 90 horas al año. Que podrían distribuirse por ejemplo en 22 sábados a media jornada.

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