miércoles, 14 de enero de 2015

La Economía del Bien Común y el cambio necesario





Una propuesta como la capitalista, según la cual la base de la conducta humana es solo el afán de lucro, está radicalmente equivocada. Lo que se muestra cada vez más, desde la biología evolutiva y desde las neurociencias, es que los seres humanos estamos biológicamente preparados para cuidar y para cooperar. 
 Adela Cortina, autora de ¿Para qué sirve realmente la ética? 

En 2011, tras la explosión colectiva que supuso el movimiento de los Indignados, el 15 de mayo, los ciudadanos españoles comenzaron a organizarse buscando formas de canalizar si ira, brotó la necesidad de conocer y comprender la situación y de buscar la senda para cambiarla. En este escenario, aparece un vídeo en youtube protagonizado por Christian Felber, que propone un camino, una forma concreta de empezar a dar pasos en esta dirección. La propuesta es una de tantas, muchas de las cuales tienen éxito y seguidores, y montones de personas anónimas comienzan a trabajar para la transformación social. 

El mercado social de Madrid, la cooperativa integral catalana, la banca ética, los grupos autogestionados de consumo y el auge de la alimentación agroecológica, la teoría del decrecimiento, los pueblos en transición, la plataforma Stop Desahucios, la soberanía alimentaria, la moda sostenible, la defensa de la sanidad, la marea verde, la primera marea en lucha por una educación pública de calidad, la plataforma juventud sin futuro, los parados en movimiento, los escraches, el foro social mundial, economía Sol y sus charlas en El Retiro, la oficina de desobediencia económica, la plataforma por la auditoría de la deuda, que cuando empezaron no eran más que unos pocos antisistema y ahora hasta los más conservadores hablan de ello como si lo hubieran inventado; la iniciativa no nos vamos, nos echan, el frente cívico o las diferentes formas de cooperativismo son sólo unos pocos ejemplos de los cientos surgidos, resurgidos o reforzados desde entonces. 

Aquí nos centraremos en un ejemplo, un grupo de personas que se dejan contagiar por el entusiasmo realista de Christian Felber y comienzan a crear en España un movimiento para el fomento de la Economía del Bien Común. El 21 de noviembre de 2013, dos años después de la aparición del vídeo en internet y sólo año y medio tras la publicación del libro “La Economía del Bien Común”, se crea formalmente en Vitoria la Asociación Federal para el Fomento de la Economía del Bien Común en España. 

Pero ¿Qué es la Economía del Bien Común (EBC)?, ¿qué tiene una teoría económica para movilizar a tanta gente?, ¿cómo un vídeo de catorce minutos puede entusiasmar y crear un voluntariado estable en 15 países , además de conseguir el apoyo de empresas, municipios, instituciones, universidades y colectivos? En mayo de 2012, se publicó el libro de Christian Felber en español. La idea fundamental es común a otras teorías económicas y políticas: “La economía necesita alinearse con los valores humanos”, titula un periódico su entrevista al autor. “Queremos una economía basada en las personas”, dicen muchos políticos que intuyen la deriva deshumanizada del sistema actual. Y ahora viene la verdadera pregunta: ¿cómo lo hacemos? 

Felber se molesta en analizar cuáles son esos valores humanos que hacen florecer nuestras relaciones. En cada una de sus charlas pregunta a los asistentes qué valores son fundamentales y positivos en su vida, y en cada rincón del mundo las respuestas son similares. La sociología, la ética, la filosofía estudian estos valores comunes a todos los humanos. La clave está en desfragmentar estas ciencias, incluso, como dice Christian Felber, en “dejar que los no economistas se ocupen de la economía”. 

Hay varias claves que hacen original la Economía del Bien Común. He aquí algunas de ellas. 

1. En primer lugar el cambio económico propuesto no parte de las instituciones. No se trata de derrocar un gobierno y modificar la legislación para cambiar las cosas. El plan consiste en reformar primero a las personas, empresas, municipios…, y a partir de ahí conseguir un cambio legislativo. Pirámide hoja de ruta de la transformación hacia el Bien Común 

2. En ese mismo sentido, la EBC pone el acento en la microeconomía, en concreto la transformación propuesta es fundamentalmente la de las empresas. La clave es conseguir que las unidades económicas varíen su finalidad. Como decíamos el cambio viene de abajo a arriba, pero la unidad fundamental, la que realmente tiene la llave, es la empresa. 

3. Propone un instrumento nuevo de medición de la verdadera finalidad de las empresas y los estados, que sustituya al balance financiero en lo micro y al Producto Interior Bruto en la macroeconomía. En esta sociedad monetizada nos cuesta valorar aquello que no sabemos medir, nuestra mente necesita simplificar. Para ello Christian Felber aporta el Balance del Bien Común, una matriz capaz de organizar, valorar y comparar la contribución de cada unidad económica al bienestar social. Quizás este instrumento sólo sea necesario de manera transitoria, es posible que más adelante, en un nuevo contexto no sea necesario convertir en número todo lo importante. 

A la vez la EBC se alinea otras corrientes: 

4. Al igual que otras teorías microeconómicas del momento, como la economía social y colaborativa o los movimientos we-share, o creative common, desactiva la verdad inamovible del darwinismo económico y cuestiona el principio de Adam Smith sobre el máximo beneficio y la competencia, apostando por la cooperación y el bien común. 

5. Aboga por preguntar a los ciudadanos si creen que se debe limitar el salario máximo. Se propone que se pregunte el número de veces que creen que el salario máximo debe superar al mínimo. 

6. Se plantea limitar también el patrimonio privado y la herencia en una cantidad decidida democráticamente por el pueblo soberano. Las limitaciones deben ser el resultado de un debate verdaderamente democrático, y en un principio se propone que afecten a un porcentaje muy pequeño de la población, es decir, por ejemplo si se limita el patrimonio a diez millones de euros, esta limitación afecta a un porcentaje pequeñísimo de los ciudadanos, y los afectados podrán seguir disfrutando de muchos más dinero del que serán capaces de dilapidar en toda una vida de lujos.

7. Limitación del uso del superávit en las empresas. Eliminación del reparto de beneficios entre propietarios que no trabajen en la empresa (como dividendos), no se permitirán tampoco inversiones financieras ni donaciones a partidos políticos. “Las empresas deben obtener sus ingresos solamente a través de los productos que fabrican o los servicios que prestan.” 

8. Propone la eliminación de la especulación, la bolsa de valores, y las ganancias basadas en apuestas.

9. El dinero debe estar en manos de una banca democrática que base sus beneficios en el bien común y que elimine de sus arcas los frutos de la especulación. 

10. El desarrollo de una verdadera democracia participativa, no sólo en cada uno de los estamentos públicos, sino también en las empresas y entidades privadas.

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